Siempre me han intrigado. Su cocina, por supuesto (un amigo que fue jurado en un par de concursos de mediano porte me ha revelado manejos que ni el mismísimo Kissinger). Pero desde hace un tiempo me intriga la motivación: abundan concursos con títulos pretendidamente ingeniosos que en realidad parecen sencillamente estúpidos. La cantidad de instituciones españolas que destinan (no poco) dinero al mejor relato sobre el punto cruz, la tauromaquia o la destrucción de los corales me impresiona.
Pero así van las cosas. En la biografía de Borges "escrita" por Bioy, este último le pregunta al maestro cómo cuernos van a abordar uno de los tantos concursos literarios en el que participaron como jurados (creo que era uno de novela, de La Nación). Palabras más, palabras menos, Borges le responde "aprenderás a distinguir lo malo de lo muy malo".
Desde hace mucho tiempo sigo el concurso Juan Rulfo porque me parece uno de los más serios, acaso el más confiable. En 2001 premió un buen relato de Mario Delgado Aparaín (Terribles ojos verdes). Gracias a ese concurso conocí algunos relatos de Agustín Celis Sánchez, muy buenos.
Esta vez el ganador fue Gustavo Ripoll, con un relato que se titula El arenero y que me pareció sinceramente malo. Más allá de los problemas formales (ver más adelante), el relato tiene tres problemas mayores: la estructura y el ritmo. El tercero es insalvable: la calidad. En el rubro menciones, vi que se seleccionó un cuento titulado La continuidad de Los Borges. Siempre intento estimar la probabilidad de que un título pésimo oculte un relato o cuento al menos aceptable. No tuve todavía el privilegio de leer el cuento de ingenioso título, pero si Gauss no vivió en vano, puedo calibrar lo que me espera.
Con respecto al cuento ganador, si lo hubiera leído antes, habría encontrado el tiempo necesario para asistir a la ceremonia, por pura curiosidad. Fiel al objetivo de estas notas, transcribo aquí lo que comenté no hace mucho en el sitio de RFI:
Leí el relato ayer. Lo releí hoy por las dudas. Comparto el comentario anónimo al que le cayeron varios al grito de hereje: lo sentí un relato más y también me cuesta creer que sea el mejor entre tantos enviados. Es claro que, ante el volumen que reciben, un comité de selección impera. Me consta que no es fácil. Pero se les fue la mano, che.En sector errores ortográficos, faltan tantas tildes (y no sólo las diacríticas, que son un error clásico) que por momentos resulta gracioso. El narrador, un laburante de clase baja, se pasea –involuntariamente– entre el voseo el tuteo y la falta ortográfica y logra frases de risa como: “Raja, que todavía podes.” En sector gramaticales rescato, entre tantos, un sujeto y verbo conjugado separados por coma: “Tu cara, se parece a otros...”. Dejo de lado las cuestiones de estilo: a modo de ejemplo, el pleonasmo de la “casita chiquita” se le puede adjudicar al narrador, al igual que algunos queísmos, o que use “drogui” en vez de “grogui”.En suma, creo que Rulfo, que era un maestro, se merece cuando menos que corrijan la obra que dan como ganadora. Creo, por otro lado, que esos errores son indicadores de la calidad del relato, que me pareció flojo. Tanto haberlo premiado como haberlo publicado así desmerecen, en mi opinión, un concurso que durante años viene premiando cuentos de muy buena calidad.
– o O o –
13 comentarios:
http://prodavinci.com/2010/12/20/la-continuidad-de-los-borges/
No es el cuento, es una crónica de como se escribió y algo más.
¿O es el cuento? :-)
Es el cuento mismo.
Yo, A.A. de M., opino que es malo.
Metaliteratura, amigo. Dios nos libre y guarde. Gauss no vivió en vano.
Oiga, usted tiene algo de cachivachero, dicho sea al pasar.
Ah, bo... Está bueno el cuento, bo. :-)
Es divertido, entretenido. Tiene un algo de Bolaño con el tema de los concursos literarios, y en ese momento en que un desconocido le dice que instalaron televisores en la morgue. No me gustó que hubiera una historia entre el protagonista y la jefa. Si me gustó que hubiera una jefa atractiva con un busto interesante. El cuento fluye, es entretenido y me sorprendió el final. Para mi, funciona. Ojalá yo pudiera escribir así.
Y no dice escuchar cuando debería decir oir. Ni confunde el pluscuamperfecto del subjuntivo con el condicional del verbo haber. :-)
Bah! tecnicismos sokón, tecnicismos
Drogui en lugar de grogui va a ser aceptado en cualquier momento, es muy común.
La estupidez y la mediocridad son muy comunes también. De ahí a aceptarlas...
El cuento de Ripoll es bueno, jumper. Las faltas y eso tienen que ser a propósito, y "protestando como perro demasiado grande cuando lo chumba un chiquito" me hizo reír bastante.
Lo de sokón no parece una provocación. Pero lo mejor de las provocaciones de rodia es la sutileza. Rodia, quien piensa que el nirvana musical al que puede aspirar el ser humano son los Pistols.
Sokón, relato pleno de frases hechas (mi mente estuvo trabajando; me tenía los nervios de punta...). Pero mucho mejor escrito que el que ganó. Por lejos. Aunque el tema se lo robó Cortázar hace tiempo, y lo resolvió en dos párrafos. Hace un tiempo un buen amigo me mostró un cuento de un tipo que subía a un tren y tenía un diálogo con un personaje misterioso que tomaba notas. Cierto entretejido de la trama generaba, a propósito, disonancias cognitivas bien logradas. Los diálogos eran pésimos. Al final, como es evidente, el personaje misterioso era el relator y el tipo estaba en realidad muerto. Anillos de moebius, lindos como globos. Sin más.
Me impacta cuando dice: "me hubiera hecho tiempo para asistir a la ceremonia".
Es una posibilidad tan remota para mí, que ni se me hubiera cruzado jamás.
Y sin embargo, amigo, cómo quisiera a veces formular frases como "me voy a la rambla a caminar" o "¿arrancamos para el mercado del puerto a entrarle a un buen asado de tira?".
No sé si leyó el cuento ganador, Leblanc, pero al muchacho no sólo le gatillaron los seis mil euros sino que le pagaron el pasaje desde mis Buenos Aires querido y una semana de estadía en Lutecia. En lo personal ni me despeina pero me parece un desperdicio.
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