He leído poco a Asimov y desconocía al buen hombre del que Carl Sagan tan bien hablara. Me han bastado unas páginas de esta curiosa biografía para calibrar un poco al individuo. El propio Asimov, sincero, abre fuego y da el la en el primer párrafo de la introducción:
En el año 1977 escribí mi autobiografía. Como trataba mi tema favorito, escribí extensamente y terminé con 640.000 palabras.
Una estimación rápida nos da un total de unas 2100 páginas. Y de eso se trata este libro que jamás, jamás leeré completamente: una letanía de capítulos que ostentan nombres como ¿Un niño prodigio? (la pregunta, se entiende, es retórica), Escritor prolífico o Mi segundo matrimonio. Vale decir que el autor también nos pasea por capítulos como Mis fracasos, Mi sobrepeso o el cuasi surrealista Por encima de mis capacidades, que empieza así: No quiero dar la impresión de que toda mi obra literaria es de una calidad uniforme.
Gracias, Isaac, gracias por avisar, pienso no sin ironía. El mundo abunda en genios. Basta trazar una imaginaria gaussiana, computar el número que nos une a todos y marcar un umbral allí donde más o menos nos parezca. Se verá que, en efecto, el mundo abunda en genios. Cuando una persona innegablemente inteligente y talentosa dedica tantas páginas a explicarnos que, pese a ser un genio descomunal, es un ser humano como cualquiera, tiendo a sonreír y pensar en qué ejemplar se perdió la gran tribu de los profesionales de salud mental.
Tras extensa y aleatoria lectura del libro, miré algunas entrevistas que pululan por Youtube. Me pareció más sobrio que en sus textos.
– o O o –
No hay comentarios:
Publicar un comentario