Aprovecho la latencia Abu Dhabi - París para leer este conjunto de cinco relatos-nouvelles de Pynchon. En un prólogo eterno e improbablemente divertido, el propio Pynchon explica, como el artista que anuncia bosquejos o piruetas embrionarias, que se trata de relatos escritos cuando joven. Al releerlos veinte años más tarde, su reacción evoca el gran cuento El otro, de Borges. Inteligente, Pynchon opina:
Mi reacción al leer estos relatos fue exclamar: "¡Dios mío!", al tiempo que experimentaba unos síntomas físicos en los que prefiero no insistir.
Confieso estar muy de acuerdo con el autor. Pero el prólogo es, insisto, improbablemente divertido e interesante. En los relatos ya se notan algunas técnicas que Pynchon utilizaría posteriormente (una leve digresión, por ejemplo; o cierto revoloteo sintáctico e inteligente en la construcción de algunas frases). Valen la leída. El cuento Lluvia ligera me pareció el de mejor factura.
– o O o –
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