España, perdiste. Hernán Casciari

Además de sufrirlo a lo largo de unas cuantas páginas, Casciari lo escribe de manera clara y sincera: este libro es una suerte de himno a la inadaptación, al exilio vivido más como una justa heroica que como una posibilidad de enriquecimiento y apertura. Con diez años de un exilio que nunca viví como tal, la lectura que hago de un texto como el de Casciari está lejos de ser inocente.

Terminado en julio de 2005, este particular diario de viaje corresponde al período de vacas flacas en el Río de la Plata, y no deja de ser interesante la posibilidad de un aggiornamiento ahora que España perdió, pero de otra manera, más grave, más profunda, más difícilmente reparable.

Es cierto, cambiar de país es ingresar sin anestesia a otros ritos y encontrarnos un día, sin quererlo ni haberlo anticipado, pensando: pero qué boludez más colosal, Dios santo. Ejemplos. En Francia no hay bidés, el WC está separado del "baño", se suele prescindir de la "sábana de arriba", jamás se tutea indiscriminadamente, las playas de guijarros se consideran (horror horror) playas, saludar con un beso en la mejilla -gesto destinado a la familia- a un gran amigo francés generará un momento incómodo (con los árabes es todo lo contrario), comentar con ese mismo amigo el milagroso trasero de la piba de la mesa de al lado puede generar otro momento incómodo (en el país de los Derechos del Hombre y la gran pajolería políticamente correcta, el machismo es cosa seria). Y ni hablemos de dejar caer una frase supuestamente anodina como: ¿de quién hablás, del negro aquél? Aquí la difamación racista es un delito penal desde 1881 y la denuncia es un ejercicio bastante frecuente. En Francia se desconocen el dulce de leche, los alfajores, el asado, la fainá, el buen fútbol (aunque ahora Ibrahimovic, quién te dice). Al principio golpea un poco, pero pasado un tiempo, ante todas esas disonancias cualquier cristiano coincide en el mismo sonido en tono ascendente que nos brinda la simple letra y.

Casciari, sin embargo, prefiere la rebelión, que ejecuta en terreno familiar, con esposa española (catalana, para peor) y bebé binacional. Hace bien, cada cual se busca una identidad como puede. Casciari casi que olfatea hora tras hora las noticias de Argentina, imagina la vida paralela de familia y amigos, sueña que está en la cancha, llora como un chico cuando, miles de kilómetros más lejos, Racing sale campeón. Derrotado ante la imposible ubicuidad, opta por seguir su corazón. Hace bien en escuchar el consejo de Polonio a Laertes.

No se me escapa que, de vivir todavía en Uruguay, el humor del libro -que lo tiene- me causaría gracia. El capítulo sobre Borges me resultó el más divertido y lo suscribo mayormente. Me quedo con una frase: "los hinchas de Borges no compran nunca, ni a punta de pistola, libros que estudian la obra de Borges". Lo que Casciari llama hinchada es una actitud frente al arte. La mejor, para mi gusto. Además, cualquier alma sensible lo entiende sin necesidad de exégesis y mímicas intelectuales: Borges es el mejor escritor en castellano de todos los tiempos.

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Javier CoutoJavier Couto (Montevideo, 1974) es narrador. En 2010 obtuvo una mención de honor por Voces (cuentos) en el XVII Premio Nacional de Narrativa “Narradores de la Banda Oriental”. Su novela Thot fue finalista del Premio Minotauro 2013 (Editorial Planeta). En 2014 obtuvo una mención de honor con su libro de cuentos Del otro lado, en el Concurso Literario Juan Carlos Onetti 2014 y la primera mención en el Concurso Internacional de cuentos Julio Cortázar.

13 comentarios:

Zeta dijo...

Sí, la verdad que leyendo sus peripecias, da ganas de quedarse acá...

Javier Couto dijo...

¿Las peripecias del autor, dice?

Zeta dijo...

Las suyas, hombre!

Andrés Reyes dijo...

Destaco esta parte:

"No se me escapa que, de vivir todavía en Uruguay, el humor del libro -que lo tiene- me causaría gracia".

A mí, que sigo viviendo en Uruguay, me resultó graciocísimo. Bastante más que "Más respeto que soy tu madre", "El nuevo paraíso de los tontos" y la revista "Orsai".

Cálido abrazo.

Javier Couto dijo...

Leyéndolo ahora, tal vez quede ambiguo. Donde dice Uruguay podría decir Chile, Burundi o Transnistria. La frase debería ser: de no haber comprobado que el exilio (como opción) puede ser un jardín más que una cárcel (?), que tener una mano nueva no obliga a cortarse un pie (con lo incómodo que es ser cojo, y ni te digo tener tres manos), etcétera.

Nunca me atrapó Orsai. Esos corsos (como Capusotto) que los sigo con la mirada melancólicamente, diciéndome que si a tantos amigos les gusta, en algo le estoy errando. Leí unas cuarenta páginas de "Más respeto que soy tu madre". Me aburrió pero me pareció interesante la voz española (como un reto literario, mayormente). Intenté leer también "El pibe que arruinaba las fotos", pero otras lecturas empujaron y el libro cayó en algún rincón, a medio leer.

Canicular abrazo, che. Y como canta el cuarteto: en tu día, hmm hmm.

Javier Couto dijo...

Antes de que me olvide, Andrés: me crucé con Da Silveira el sábado pasado en el Bois de Boulogne. Es un hecho, París es un pañuelo.

Andrés Reyes dijo...

Me los imagino estrechados en un abrazo interminable.

Otro para vos, más allá de las idas y vueltas de la vida, lo que (me) queda es el cariño.

Javier Couto dijo...

Lo mismo digo, joven. Me queda eso y un vídeo de Billie Kings Jean que no tiene desperdicio.

Andrés Reyes dijo...

Que siempre prime el cariño.

Javier Couto dijo...

Ante todo.

Andrés Reyes dijo...

Quizás no sea el ámbito ideal, pero me gustaría tener los datos básicos de tu existencia actual, como para tirar los próximos dos o tres años haciendo de cuenta que sé en qué andás.

Javier Couto dijo...

Va por interna (primera vez que utilizo este mecanismo de "hilos de conversación").

e. r. dijo...

Lo que dice de los hinchas de borges es un chiste que escuché a Dolina a fines de los 90 y está en alguna nota que escribió por ahí. Ya cuando eso me aburrió. Tus lecturas están buenas, pero Casciari aburre una barbaridad, es muy cursi.
Saludos!