Le vent t'emportera. Jean-Marc Souvira

Realmente curioso que se me ocurra leer un policial que, para peor, se anuncia como un thriller en una tapa brillante a reventar. Pero hay casualidades que no se inventan. En la planta baja del edificio de casa hay un kinesiólogo al que Milo empezó a ir hace un tiempo. Charlador, un día el hombre le cuenta que su cuñada tradujo a Cortázar al francés y que su hermano publicó un libro en Uruguay. Ya que conociera a una traductora de Cortázar me llenó de un morbo casi infantil. Escritores franceses en Uruguay, hacía poco había retenido un nombre publicado por una editorial menor uruguaya. Cuando comprobé que, en efecto, el hermano del kinesiólogo había publicado en esta editorial, dediqué cinco minutos a divagar sobre Jung, la sincronicidad, la distribución de probabilidad de Poisson, la cantidad de habitantes de París, su clima invivible y otras veleidades tan importantes como prescindibles.

Y es en este contexto en el que el kinesiólogo le dice a Milo que conoce a un comisario de división que escribió dos thrillers buenísimos, en extremo reales. Como en esa precisa semana yo hacía esfuerzos innombrables por documentarme adecuadamente sobre el cuerpo policial francés de cara a resolver ciertos pasajes de una novela en gestación, además de aburrir a Milo con detalles sobre la diferencia entre un comisario a secas y un comisario de división, además de volver a Jung, a Poisson y al clima de París, fui a una librería cercana y me traje los libros a casa.

Gesto acertado.

Souvira relata, con un realismo sin fallas, una investigación policial sobre tres asesinatos que se intentan camuflar como muertes naturales durante la canícula que, en 2003, hundió a Francia en el estupor, el duelo y la vergüenza nacionales. 

La factura de la novela no admite mayores reparos. El texto tiene una estructura clásica de thriller: hay buenos y malos (un malo muy malo; un bueno con secuelas de su último caso); lo que está en juego es muy importante (tres asesinatos que se asemejan a otros cometidos tiempo atrás; ergo un serial killer); hay un timeout (el patrón es cometer tres asesinatos y luego desaparecer un buen tiempo, cambiar de ciudad). 

Con honestidad, Souvira flirtea en más de una ocasión con el panfleto policial. Me encontré algunas veces indefenso frente a un párrafo en el que se exaltaban las bondades de la policía judicial francesa. Yo le recordaría con gusto a Souvira por qué la policía francesa tiene la fama que tiene, pero no viene al caso: asumo que Souvira no lo ignora. Y sin embargo, no deja de ser interesante leer el relato minucioso del abordaje de una escena de crimen, saber hasta qué punto, horas, días más tarde, el olor a muerto, las imágenes violentas, el horror de un fin innoble como pocos pueden perseguir en el sueño y en la vigilia a un policía con más de treinta años de oficio.

Las primeras ciento veinte páginas se leen correctamente. El narrador nos lleva de manera adecuada, alterna los puntos de vista (buenos y malos), nos introduce en la historia, es factual, juega limpio. A partir de la página ciento veinte el libro se lee al galope: el conflicto está en su apogeo y uno quiere saber (el lector, cualquier escritor bueno lo sabe, no soporta no saber). Esas páginas son el mejor recuerdo que me queda de la lectura.

Encontré algunos detalles perfectibles. Los diálogos son, a veces, fastidiosamente reales. Fastidiosamente. Los leo y me imagino a un policía expresándose así, con sintaxis y vocabulario escuetos hasta la naftalina. La trama paralela del comisario que oculta sus problemas a su extrovertida esposa me pareció prescindible. Por trillado y porque no aporta nada. Prescindible. En cuanto al resto, una lectura recomendable.

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Javier CoutoJavier Couto (Montevideo, 1974) es narrador. En 2010 obtuvo una mención de honor por Voces (cuentos) en el XVII Premio Nacional de Narrativa “Narradores de la Banda Oriental”. Su novela Thot fue finalista del Premio Minotauro 2013 (Editorial Planeta). En 2014 obtuvo una mención de honor con su libro de cuentos Del otro lado, en el Concurso Literario Juan Carlos Onetti 2014 y la primera mención en el Concurso Internacional de cuentos Julio Cortázar.

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