Curioso que Banda haya editado un libro así, pienso al leer este libro que no deja de ser crítico con el paisito. A poco de empezarlo me topo con el siguiente párrafo:
Algunos se indignaban cuando los pocos conocidos que viajaban a Europa, regresaban con la noticia de que los europeos no sabían que los uruguayos existíamos. Nosotros no. Por lo que sabíamos, Uruguay fue siempre pequeño y desconocido. Lo que nos indignaba era la resignación de los uruguayos a que fuera así.
La observación está datada en el Uruguay de fines de los años cincuenta. Las cosas, al menos de este lado del océano, no han cambiado demasiado.
Libro ligero y agradable, en el mismo registro que su otra novela (Verano). Feble hilo conductor. Libro que tiene mucho de álbum de fotos de la infancia. El narrador de Caillabet nos relata un mundo que –basta mirar por la ventana del ómnibus, ir a caminar el ruido del centro o sintonizar cualquier noticiero en Uruguay– hace un buen rato que no existe más.
Un amigo, que entrevistó a Caillabet para un trabajo académico, me dice que es un tipo macanudo. Al leerlo, cuesta creer que pueda ser de otra manera.
– o O o –
No hay comentarios:
Publicar un comentario