Falsas criaturas. Julio Inverso

Cuando la marginalidad no es impostura que intenta vestir una real carencia de talento, la experiencia vale la pena. Por esas carambolas de Internet encuentro en línea textos de Julio Inverso. No se puede violentar así el idioma y esperar que la caterva aplauda aprobatoria.

Posiciónese en plena barra brava de Peñarol o Nacional, tanto da. Haga lugar suficiente como para colocar en la mitad de la hinchada un cuarteto de cuerdas que ejecutará un aria de Bach (suite 3 en re mayor) y un bailarín ataviado de violeta que ensayará pasos de danza contemporánea al compás de la música. Obsérvese el resultado.

Viejo, te descubro demasiado tarde como para poder decirte en persona que en Falsas criaturas tu noción del ritmo es sencillamente perfecta, que la manera en la que evitás palabras que fuerzan al razonamiento es genial porque todo llama a la imagen, y muchas de las imágenes logradas me han dejado en un silencio admirativo y estúpido. Lo que lográs es tan perfecto que hasta se te perdonan todas las gallegadas que usás, como la utilización del vosotros y otras bolsas de ceniza que en un escritor con tan sólo un poco menos de talento me parecerían mierda líquida.

Curiosamente, el premiado, el volumen Vidas suntuosas, no me gustó.

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