Ces impossibles Français, vous dites ? Louis-Bernard Robitaille

Aproveché la espera en el aeropuerto Trudeau y el vuelo Montréal-Paris para liquidar y anotar las casi cuatrocientas páginas del Ces impossibles Français, del escritor y periodista quebequense Louis-Bernard Robitaille. Lo primero a decir es que el francés de Robitaille es académicamente  excelente.

Puedo entender, por el pasado, la visión que los quebequenses tienen de los franceses. Me consta, porque lo veo a diario, que es muy fácil pegarle a los franceses. Este libro no es, sin embargo, una invectiva gratuita y sin mayor fundamento, como se han visto (Pas si fous, ces Français, por ejemplo, que creo que Rodia había traído a casa en inglés), sino más bien  una visión con mucho humor y ciertas generalizaciones ligeras. El libro está organizado en cuatro secciones: Frivolités, Nostalgies, Ambivalences, Pésanteurs.

Robitaille tiene razón cuando explica el sentimiento anti yankee francés, tiene mucha razón cuando habla de la decadencia literaria francesa (y de la decadencia general), hace bien cuando muestra las ambigüedades existentes en un país que está convencido de ser el país de los derechos humanos y que tiene las peores prisiones de Europa, además de que si mirás mal a un cana en la calle te pueden llevar detenido sin explicaciones y no tenés derecho a abogado mientras eso sucede (este tema se discute acaloradamente desde hace meses). Algunos clichés son ciertos. Cuando habla de la gastronomía es tal cual. Pero no hay nada que hacerle, sería como decir que los gringos son pretenciosos por creerse el país más bélico del planeta: lo son. En Francia muchas cosas admiten el mismo razonamiento: lo son. Pero Robitaille se equivoca con otros clichés, en particular cuando habla de los parisienses o de la relación existente entre las distintas regiones (Francia está muy lejos de tener un problema serio en ese sentido, como lo tiene España, por ejemplo, o el propio Quebec en donde el separatismo está todavía vigente), o cuando plantea su oscura teoría del norte y del sur (la división es real, pero generalizar siempre es fácil). 

En todo caso, el libro está bien documentado, escrito con mucho humor y es una muy buena aproximación a la idiosincrasia francesa. Los canadienses son anglosajones, mal que les pese (y no les pesa nada). Algo que me sorprendió mucho es que al escritor parece escapársele el hecho de que los franceses, mal que les pese también, son latinos. Y esa diferencia es fundamental.

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Javier CoutoJavier Couto (Montevideo, 1974) es narrador. En 2010 obtuvo una mención de honor por Voces (cuentos) en el XVII Premio Nacional de Narrativa “Narradores de la Banda Oriental”. Su novela Thot fue finalista del Premio Minotauro 2013 (Editorial Planeta). En 2014 obtuvo una mención de honor con su libro de cuentos Del otro lado, en el Concurso Literario Juan Carlos Onetti 2014 y la primera mención en el Concurso Internacional de cuentos Julio Cortázar.

4 comentarios:

sokon m dijo...

Hablando de idiosincracias. Una tarde en E...(*) pasé cerca de una plaza, enorme, con una fuente y aguas danzantes. Todavía había luz solar y unos chiquilines jugaban en skate por ahí.

En una veo unos 5 tipos uniformados: todos altos, rubios y fornidos, y creo que pertrechados de armas automáticas. Yo digo, acá van a pegarle a los pibes en skate. Con mi cámara encima dije, si los filmo pegándoles seguro me arrestan y me deportan.

Igual prendí la cámara y empecé a grabar. Los tipos caminaron rápidamente al lado mío, cruzaron el Bvar des Coquibus (algo así como la avenida Artigas de los pueblos del interior uruguayo) y se encaminaron a los pibes.

Se les acercaron. Y pasaron de largo. Afortunadamente pasaron de largo a los pibes en skate. Que tipo prejuicioso que soy, dije, y me volví caminando. :-)

(*) Siempre me dio curiosidad por qué E.A. Poe ponía solamente la primer letra de nombres de gente y ciudades en algunos cuentos. Aprovecho ese recurso ahora.

Javier Couto dijo...

A mí también, sokon. Estimo que para hacer creer al lector que habla de personas reales y así hacer más verosímiles sus relatos.

Con respecto a lo otro, los skaters no tendrían el perfil buscado. Pero yo he visto policías interpelar en la calle a africanos y roms, el trato que les dan es innoble, realmente inmundo. Aunque si ud. dice que tenían armas automáticas, me imagino que ametralladoras, son militares, patrullan ciertos lugares según los vaivenes del nivel de seguridad indicado por el plan vigipirate.

Rodia dijo...

Talk to the snail, se llamaba, y era divertido divertido (lo he leído alguna vez más, cuando me siento en la playa, como hago con Woody Allen y con Borges, lecturas livianas si las hay). Y pude reproducir literalmente alguna supuesta experiencia, así que de gratuito nada. Qué te metés conmigo?

Los libros estos de los costados me hacen pensar que mi ventana quedó sin scrollbar.

Javier Couto dijo...

Por supuesto que estás buscando con eso de lecturas livianas. Por supuesto.