Aunque suene a mal vendedor, hay que decir que es un libro único e imprescindible. No sólo destaca el estilo y la erudición sino la inteligencia para relacionar varias historias diferentes que a priori no parecen tener nada que ver entre sí. Bendita sea Tristán Narvaja, donde todavía se pueden realizar descubrimientos así (edición mexicana de 1985).
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