Pynchon es un escritor mayor. Es la primera novela que leo de él. La empecé en francés, en el tranvía. En una ida y vuelta leí unas cincuenta páginas, me dije que la mala traducción no favorecía la lectura. La conseguí en español. El efecto fue el mismo y comprendí lo evidente: como tantos escritores mayores, Pynchon exige un ritmo a su lector.
La historia en sí no deja de ser trivial. A una mujer, Edipa Maas, le toca, sin que lo haya pedido, el rol de albacea de un millonario que, como se dice en francés, acaba de pasar el arma a la izquierda. A partir de ahí se va desarrollando una narración con un humor satírico que, salvando las distancias, me hizo pensar en La conjura de los necios.
Libro inteligente. Escritor inteligente. Agradable excepción.
– o O o –
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