Alphonse Allais es uno de esos escritores injusta pero comprensiblemente olvidados. Injustamente por la calidad de lo que escribió. Comprensiblemente por los temas abordados.
Maestro del humor absurdo y la sátira, sus textos cortos no le temen al mejor Swift. Asociarlo a Jarry es demasiado fácil. Prefiero intentar un Raymond Devos, un Arreola, un Stéphane Guillon, un –por qué no– Leo Masliah.
Hurgando en su biografía, me entero de que la R.A.F. bombardeó su tumba en 1944 y que sus cenizas virtuales (sic) fueron transferidas al cementerio de Montmartre en 2005. Difícil haber imaginado un homenaje más acorde.
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